
01 Abr Quiero construirme mi casa (2ª parte)
Ser autopromotor
Y aquí estamos, en el punto en el que nos quedamos la última vez, con nuestra licencia urbanística concedida, técnicos contratados y constructor a punto de comenzar la obra: todo a punto para ejecutar nuestro proyecto de vivienda.
Este comienzo es un momento en el que es fundamental coordinar que todo esté listo. Nos referimos a gestiones como las solicitudes de luz y agua de obra, que deben estar listas para la fecha prevista; como haber contratado cualquier trabajo que el constructor no nos incluyera en su presupuesto y que pudiéramos necesitar al inicio (por ejemplo, los ensayos de materiales que debe realizar un laboratorio o el plan de seguridad que el constructor debe tener obligatoriamente redactado y aprobado por los técnicos encargados de la coordinación de seguridad y salud durante la ejecución). Estos y otros que pueden surgir son pequeños pasos que hay que tener en cuenta y conocer para evitar que puedan implicar un retraso en el deseado comienzo de la obra.
Aclarados estos últimos pasos empezaremos a construir.
Lo que los técnicos llamamos trabajos previos pueden ser más o menos costosos de realizar en función de los condicionantes del solar. No es lo mismo un solar rodeado de edificaciones que uno que no tiene nada alrededor; no es lo mismo que haya pendientes acusadas que compliquen la excavación, que encontrarnos con desniveles mínimos que la faciliten. Por poner un ejemplo con el que ilustrar cómo se pueden complicar los trabajos previos, los arquitectos de Cartagena que proyectamos edificios en el centro histórico debemos tener en cuenta la más que habitual circunstancia de que los edificios que lindan con nuestro solar tengan más de 100 años de antigüedad, con lo que esto implica: medianeras en mal estado, peligro de derrumbe de elementos constructivos, restos de demoliciones anteriores que es preciso retirar…
En nuestro estudio de arquitectura tenemos muy clara la importancia de que la dirección de obra se realice desde el comienzo de la misma, para poder prever los problemas y buscar las mejores soluciones en cada caso. Los condicionantes de cada solar pueden hacer que sea necesario realizar cambios en la ejecución respecto a lo que se recogía en el proyecto de la vivienda. Y ahí es donde la dirección de obra debe empezar a trabajar.
En la ejecución de la cimentación de la vivienda es primordial el control técnico, no solo por su labor de supervisión de colocación de armaduras y correcta nivelación y encofrado, sino también porque hay que asegurarse de que las previsiones de instalaciones que se comienzan a ejecutar en este momento están convenientemente hechas. Hablamos de:
– La red de saneamiento, cuyo trazado enterrado se debe realizar al tiempo que la cimentación;
– La instalación eléctrica, de la que es necesario dejar los tubos protectores que alojarán las líneas de alimentación así como los conductores de la línea de tierra;
– La red de telecomunicaciones, que también necesita una acometida normalmente enterrada, y de cualquier otra conducción o previsión a realizar (geotermia, anclajes de escaleras u otros elementos…).
Es en esta fase en la que pueden surgir complicaciones imprevistas en el terreno o en las cimentaciones de los edificios colindantes que hagan necesario realizar nuestra cimentación de otra forma distinta a la prevista en proyecto. Por todo ello la supervisión técnica es absolutamente necesaria y desde nuestro estudio de arquitectura realizamos visitas continuadas que nos permiten realizar dicha supervisión tal y como se requiere.