Salón. Rehabilitación vivienda Plaza Castellini.

Proyectos de reforma

También son cosa de arquitectos

 

Parece que asuste poner el nombre de arquitectura a lo que intentamos hacer en el día a día, con los particulares que quieren cambiar su casa y nos piden un proyecto de reforma. Supongo que no es la idea de arquitectura que nos enseñaron en la universidad, ni lo que pensamos cuando queremos hacer un proyecto.

Aún así, un proyecto de reforma puede ser perfecto porque al final se trata de darle servicio al cliente, de combinar sus deseos con los nuestros, de conseguir un resultado funcional, estético, seguro… Como cualquier proyecto, al fin y al cabo, aunque, en el caso de una reforma, se haga partiendo de algo ya construido.

Este condicionante puede suponer un reto para el arquitecto que llegue a «encorsetar» su creatividad, o, por el contrario, que la haga volar para lograr un resultado sorprendente (para él, para el cliente e, incluso, para el propio espacio reformado). Esta condición de no disponer de un «lienzo en blanco» quizás lleve a pensar que la reforma de una vivienda o local no sea encargo para un arquitecto. Nada más lejos de la realidad.

Como hemos comentado, una reforma no es un solar, en el que empiezas a pensar desde cero en cómo quieres que sea el edificio o la vivienda unifamiliar. Todo lo contrario: ¡podemos encontrarnos cualquier cosa! Las dificultades van surgiendo y nuestro trabajo es salvarlas con la mejor solución que seamos capaces de imaginar y de materializar.

En un proyecto de reforma de seguro habrá distribuciones de estancias que no encajan con las necesidades del cliente, que no cumplen con la normativa actual o que simplemente no cuadran con la idea de proyecto que queremos conseguir. Tendremos que lidiar, y mucho, con trazados de instalaciones obsoletos y difícilmente adaptables a nuestra propuesta.

Incluso podemos encontrarnos con el premio gordo de una obra de reforma: inseguridad estructural por deterioro de los elementos sustentantes o por ausencia de los mismos… ¡aunque inexplicablemente la casa se haya mantenido en pie!

Ya no hablaremos de cómo se complica el tema si el proyecto de reforma es en realidad un proyecto de rehabilitación en un inmueble con grado de protección porque está situado en el centro histórico de una ciudad. Y esto es un caso con el que nos encontramos a menudo los arquitectos en Cartagena, que transforma la pequeña reforma en un proyecto muy completo en todos los sentidos. Un ejemplo de esta circunstancia lo encontramos en el proyecto que llevamos a cabo en la Plaza Castellini, que, además de estar en el centro histórico de la ciudad, tuvimos que lidiar con el deterioro por el paso del tiempo y la condición del cliente de pasar de una a dos viviendas.

Tenemos que rendirnos ante la evidencia de lo que acabamos de escribir, aunque no hayamos profundizado demasiado, porque ya desde esta enumeración nos damos cuenta de que nuestro reparo inicial es absurdo: sí podemos llamar sin miedo arquitectura a esta parte de nuestra profesión.

Si somos profesionales que queremos hacer nuestro trabajo porque nos apasiona, si nuestro día a día lo forman los proyectos de reforma o de rehabilitación, si somos capaces de idear para el cliente espacios con calidad a pesar de las dificultades que puedan presentarse en este tipo de proyectos, entonces creemos firmemente que sí estamos haciendo arquitectura, aunque no partamos de un lienzo en blanco.

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