Dificultades en el camino

Arquitectura bioclimática

 

Cuando tuvimos que elegir un nombre para nuestro estudio de arquitectura en Cartagena quisimos reflejar en él nuestras intenciones. De ahí surgió lo de arquitectura bioclimática y modular.

Y queremos orientar nuestros proyectos en este sentido, aunque no parece nada sencillo, por todo lo que vamos a explicar a continuación, empezando por el primer punto: el cliente.

Por muy actual que sea el tema medioambiental, parece que la conciencia social no llega a alcanzar de una forma generalizada al cliente habitual de un estudio de arquitectura. No es lo normal que cuando alguien necesita un proyecto para una vivienda o para otro tipo de construcción, tenga un listado de condicionantes como el que nos gustaría., del tipo:

– Incorporar materiales más ecológicos, reciclados o con un menor impacto ambiental (ya sea en su proceso de fabricación o en el transporte hasta la obra).

– Plantear una organización de la distribución de las estancias de manera que la orientación favorezca el ahorro energético.

– Ceder algo de espacio para conseguir aislamientos térmicos en la envolvente que realmente funcionen, invertir en instalaciones que supongan mejoras energéticas importantes…

Y como punto de partida de este carrera de obstáculos está el cliente. A no ser que este se plantee optar por soluciones arquitectónicas más respetuosas con el medio ambiente, no podremos empezar nuestro proyecto con cierta esperanza en que el resultado pueda considerarse arquitectura bioclimática.

Otro obstáculo importante puede ser la propia normativa, en todas sus vertientes. La normativa urbanística, por ejemplo, en cascos históricos protegidos como el que tenemos los arquitectos en Cartagena, tiene restricciones fundamentales en el uso de materiales y en los aspectos formales y estéticos de las fachadas. Por ejemplo, nuestro Código Técnico de la Edificación, que, aunque supone una mejora importante respecto a la situación anterior, ha quedado desfasado en muchas de sus exigencias y prohibiciones con respecto a los avances que van surgiendo, por lo que nos podemos encontrar con que no da como válidas soluciones constructivas o materiales que podríamos calificar como sostenibles, lo que implica un escollo importante para su generalización.

Siguiendo este hilo hallamos otro problema: entre las empresas locales que proveen de materiales a los constructores no es habitual encontrar los más recomendables para la construcción bioclimática. Están acostumbrados a los materiales que se han venido usando y, a pesar de contar con catálogos y contactos para localizar este tipo de materiales, no son los que tienen en sus almacenes.

Y esto nos lleva al siguiente obstáculo: los trabajadores de la construcción. La tónica general es que no estén habituados a usar estos materiales. Bien es cierto, que en la mayoría de los casos su colocación no es diferente, pero el simple hecho de estar trabajando con algo “que no es lo de siempre”, puede suponerles un inconveniente. Es un problema de formación en este sector, que condiciona mucho la elección de materiales, pues son el último escalón, los que ejecutan la obra, los que no saben cómo utilizar esos materiales.

En definitiva podemos decir que es un camino no tan directo como el que está más extendido en nuestro sector.

Pero somos optimistas y nos gustan los retos. Ya tengamos que investigar, hacer llamadas o escribir correos electrónicos, en definitiva, dedicar más tiempo y esfuerzo, lo haremos. Aunque seamos conscientes de que es más complicado para un estudio de arquitectura en Cartagena que para uno en Madrid o Barcelona (y precisamente por eso). Porque creemos que es como debemos trabajar. Porque vamos a conseguir que nuestro arquitectura bioclimática tenga más de realidad que de pensamiento.